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Ninfa del proletariado
que abrió la puerta dorada con llaves de oro
mientras la dulce sorpresa rasgaba la puerta
solitaria la ninfa
odiando al que guarda la entrada de los muros
esos muros grises habitado por hombres grises.
Hoy y aquí, abro la puerta y allí estábamos todas las princesas
en un prado verde
todas teníamos el pelo bien cuidado
teníamos sombreros con flores frescas
había viento y soplaba
una de ellas cuando era pequeña dibujo a
una princesa de rodillas y el viento le pegaba en contra
el padre lloró cuando vio aquel retrato.
En la colina donde la música es el zumbido de las brisas
colinas y verdad
damas color miel
había un deseo de ver la verdad
había un deseo de sentir la vida
siento la vida
la siento
pero hoy solo escribo mis deseos en esta carta.
Vestidos blancos de aire y espadas de oro
coronas de metal y rulos magnéticos hasta el suelo.
Se cuales son las personas que se tienen que conocer
pero aun no se si la persona que elijo conocer para mi es real.
Princesa que se perdió en la ilusión del querer
princesa poeta afila la espada para luchar a favor del todo
en contra a la nada
espada milagrosa simbólica y llena de fe
muchachito triste, se queda dormido mientras ella conquista al mundo
muchachito ya despierta, levántate que están a punto de matar a tu doncella.
Sin suspiros
con ruidos de sutiles grillos en el anhelo
sin registro
sin cautela
sin recuerdo
sin nada
Juana Luna de Miel revive de sus cenizas
despliegan sus alas y vuela hacia donde vino
el planeta Krueck Lise.
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Catalina Rocio Martín.
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